Radar de la polémica: "No detecta ni un centímetro del espacio aéreo Argentino"

El ex titular de la Estación Astronómica de la ciudad de Río Grande asegura que las instalaciones solo pueden monitorear “basura espacial” y “ni un centímetro del espacio aéreo argentino”. En cambio para el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas se trata de una amenaza para la Defensa nacional.

PROVINCIALES13/07/2023El Glaciar TDFEl Glaciar TDF
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Radar de la polémica: "No detecta ni un centímetro del espacio aéreo Argentino"

El radar se encuentra emplazado “dentro de la estancia El Relincho (a la altura del kilómetro 2946 de la Ruta Nacional Nº3, en inmediaciones de Tolhuin) y ha venido funcionando en modalidad de prueba.

Ya no se trata de suposiciones o inferencias. El propio jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Teniente General Juan Martín Paleo, escribió una extensa nota de opinión donde critica con dureza la instalación de un radar en Tierra del Fuego, por parte de una empresa con socios británicos.

El argumento central del jefe militar argentino es la “estrecha relación” entre la Defensa del país y la actividad espacial, ya que el grupo de antenas montadas por la compañía Leolabs en proximidades del municipio de Tolhuin, a la altura del kilómetro 2946 de la Ruta Nacional Nº3, tiene un supuesto objetivo científico, consistente en el monitoreo de la “basura espacial” en las órbitas bajas de la Tierra.

El desembarco de Leolabs en Argentina fue sinuoso desde el principio. Fue anunciado en marzo por la embajada estadounidense, después de una reunión entre el embajador Marc Stanley y el gobernador fueguino Gustavo Melella. La compañía presentada como originaria de ese país consiguió un permiso precario para la instalación del radar, expedido por la Jefatura de Gabinete a cargo, en ese momento, de Juan Manzur. Pero cuando la empresa se constituyó en el país, como “Leolabs Argentina”, lo hizo a partir de dos sociedades: una irlandesa y otra británica. Y cuando el caso se hizo público, el mes pasado, el mismo organismo que había expedido la habilitación provisoria (la Subsecretaría de Telecomunicaciones y Conectividad) se la canceló a pedido del Ministerio de Defensa. Una inspección oficial al lugar demostró que las instalaciones se encuentran “finalizadas” y “activas”. El radar está “apagado” mientras se resuelve la controversia, aunque también es cierto que se maneja de forma remota, con lo que el control de actividad es prácticamente imposible.

Científico o militar

¿Pero el radar es de uso científico o militar? ¿Es un emprendimiento privado y global para suministrar información a otras empresas o agencias estatales que quieran prevenir colisiones con desechos en el espacio? ¿O es parte de una red con capacidad para interferir en conflictos militares entre las grandes potencias?

El ex titular de la Estación Astronómica de Río Grande y ahora consultor externo de la empresa, José Luis Hormaechea, no tiene dudas de que se trata de una iniciativa inherente al desarrollo técnico y científico.

“Lo que instalaron es un radar para el monitoreo de órbitas bajas, o sea que ópera arriba de los 200 kilómetros de altura en el segmento que más interés comercial tiene, ya que ahí se encuentran los satélites de las empresas. Quiere decir que no detecta ni un centímetro del espacio aéreo argentino, ni del territorio insular o continental”, asegura Hormaechea.

También aclara que Leolabs “vio este nicho hace siete años y empezó a desarrollar un sistema de radares, en distintos lugares del mundo, que monitorean la órbita baja para luego dar pronóstico de la basura a las agencias que requieran lanzar un cohete. Comenzó con un radar en Estados Unidos, luego alquiló uno en Alaska, construyó otro en Nueva Zelanda y ahí es cuando inició los trámites en Argentina, mientras paralelamente se instalaron en Australia, Costa Rica y Azores”.

Sin embargo, fue el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Martín Paleo, quien salió a refutar esa postura cuando el 9 de julio, a propósito del día de la independencia, publicó en Infobae una extensa nota de opinión alertando sobre los riesgos del radar en suelo argentino.

“Desde el nivel estratégico militar existe una seria amenaza a la seguridad nacional con la puesta en operaciones de la instalación de antenas de radar para el seguimiento de satélites de órbita baja por parte de la empresa de capitales británicos Leolabs”, escribió el jefe militar.

Incluso abundó en que “la utilización de empresas privadas con estrechos vínculos con las fuerzas armadas de otros Estados para obtener información y de esa manera aumentar su capacidad militar, ya resulta una tendencia insoslayable en los conflictos armados de la actualidad”.

Paleo ubica a la instalación del radar como una “respuesta de Gran Bretaña” a una serie de acciones estratégicas argentinas, como la instalación de un radar de vigilancia aérea en Río Grande y la creación de dotaciones militares de las tres fuerzas armadas en Tolhuin y Ushuaia, entre otras.

Además, considera a Leolabs como una compañía de perfil dual, civil y militar, y revela que entre sus directores hay “ex miembros del Departamento de Defensa de los EE.UU y de la comunidad de inteligencia de dicho país así como también de la Real Fuerza Aérea Australiana”.

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